I
Te acercaste una madrugada. A la 1 de la mañana para ser más exactos. Nos juramos amor eterno. El tiempo se paralizaba, el abrazo fue atemporal. Fue algo conmovedor en el mejor sentido de la palabra. Las paredes se erguían sobre verdes acordes que crecían hacia los agudos. Nuestras lenguas hablaron el mismo idioma.
II
Te fuiste una noche nublada y oscura. A la 1 de la mañana si mal no recuerdo. Tu cara se veía turbada y tus ojos opacos, tus palabras hirieron más de lo usual. No hubo gestos de afecto, no hubo angeles que evocar. Nuestros rostros ocultaron el arrepentimiento y el orgullo hizo pedazos el momento. Te fuiste y no dijiste adios.
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