Camelio vivía en una oscura caja sellada. A veces se sentía como sardina en lata, no podía moverse y su espacio vital era invadido por otros sujetos similares a el. A veces se cuestionaba el porqué de su existencia. No había a quien acudir, estaba sólo, incomunicado, maquilado. Sentía que no había nada que hacer, ninguna razón en particular para existir.
Todas las preocupaciones de Camelio se esfumaron cuando fue consumido lentamente por las brasas. "Polvo eres y en polvo te convertirás." Fue en ese momento cuando encontró la razón de su existencia.
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